lunes, 6 de julio de 2009

Forma y Composiciòn - 3




La percepción e interpretación

La percepción es, simplemente, un acto. De acuerdo con un viejo e ingenuo concepto, los nervios conducen las imágenes o propiedades del objeto al cerebro donde distintas sistemas registran los estímulos del exterior, registran la reflexión de la luz o, para ser más exactos, las ondas luminosas, registran las ondas sonoras, para responder con una sensación cuando se tocan las llaves que marcan "frío", "calor" o "dolor". Pero el acto de la percepción es mucho más complicado.
El cerebro no es solamente una máquina registradora sino que al mismo tiempo que registra, interpreta el sentido de las impresiones. La percepción no es como la respuesta de una máquina. Si se insta a varios diseñadores a representar un concepto, cada uno de ellos nos da una imagen diferente. Immanuel Kant, uno de los más importantes filósofos occidentales, nos dice: "Vemos las cosas no como ellas son sino como somos nosotros".

La percepción no puede ser comunicada y se deducen también sus relaciones con la imaginación.


La percepción no es totalmente distinta de la imaginación. Siempre se proyecta sobre las percepciones cierto grado de fantasía. Debemos establecer una distinción básica entre SENSACIÓN, es decir, la recepción del estímulo, y PERCEPCIÓN, el conocimiento de la existencia del objeto. La percepción combina cierto número de sensaciones; por ejemplo, el color rosado, la forma redondeada y la fragancia son percibidos juntos en una rosa. Pero la percepción no es solamente la combinación de diversas sensaciones, sino también la integración de los nuevos estímulos percibidos en experiencias pasadas incluyendo o resaltando ciertos detalles y omitiendo otros.
Las definiciones de la percepción varían con los distintos investigadores en razón de la importancia que dan a los procesos perceptivos. Según ciertos psicólogos percepción es el proceso de llegar a conocer un objeto. En esa definición se hace hincapié en la concentración de la actividad perceptiva, en sus relaciones con la ATENCIÓN. Si miramos desde una ventana abierta, nuestros sentidos son afectados por determinado número de sensaciones: el ruido de la calle, el aroma del aire y gran número de estímulos visuales. Si oyésemos la voz de nuestro hijo, o si el aire viniese impregnado de olor a comida u observáramos una cara desconocida en la ventana opuesta, nuestra percepción se haría más penetrante. La atención es una función activa de nuestro organismo; mientras el simple registro de estímulos puede compararse con el que hace una máquina (sólo recibe). La importancia de la atención en la percepción nos conduce a la psicología dinámica que considera el pensamiento como un ACTO, mientras que el darle sólo importancia al registro en la percepción nos lleva a un tipo de psicología estática que considera el pensamiento solo como una SITUACIÓN.

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